domingo, 31 de agosto de 2014

Los toros en las Islas Canarias, una tradición con siglos de historia y buenos toreros,

Que en estas tierras ya hubieron celebraciones taurinas tras la Conquista es de sobra sabido. Historiadores, catedráticos y estudiosos de los documentos de la época lo acreditan y la prensa escrita lo ha hecho público en repetidas ocasiones. La plaza del Adelantado de La Laguna, fue marco de las primeras sueltas y corridas de toros bravos en Tenerife, que luego se sucedieron de forma esporádica en otras villas y resto de las islas para jolgorio de los Castellanos y vecinos durante muchos años. Lo que vino después cualquiera sabe que fué, pues no hay datos concretos, pero es de suponer que estos festejos aunque en ocasiones muy señaladas, siguieran realizandose para conmemorar la incorporación de las islas a la corona de Castilla. En aquellos tiempos, las corridas no eran en absoluto como las de los últimos siglos y mucho menos como las de hoy. Pero sabemos que, desde entónces y durante centurias posteriores, existieron ruedos improvisados, antiguas plazas de talanqueras y otras de madera de gran tamaño, anteriores a las construídas en La Laguna, Santa Cruz de Tenerife y otros lugares del archipiélago, donde comenzó a fraguarse la verdadera historia de la tauromaquia canaria que data de siglos de antiguedad. Es posible que hubieran existido tambien, y como siempre, periódos de sequía en cuanto a la frecuencia de este tipo de espectáculos, y a la proliferación de otras generaciones de aficionados y practicantes de la lidia, pues la dificultad de traer ganado de bravo en esa época así nos lo hace suponer. Aún hoy ocurre lo mismo. Y que en la lidia, o alanceo interviniera algún que otro canario osado, tambien es posible, con lo cual no aseguramos ni negamos que ya entonces pudieran haber comenzado a surgir paisanos con intenciones de jugarse la vida ante los toros, atraídos por los sentimientos y emociones que conlleva enfrentarse a éllos y bular con arte sus peligrosas embestidas. Una manera más de sentirse torero. Y eso, a lo largo del tiempo, ha venido sucediendo de manera cíclica en nuestra tierra. Ha habido épocas de vacío y otras con gran movimiento y alguno o varios aspirantes, o tambien ya destacados lidiadores del terruño. Porque, es curioso pero, a pesar de todos los inconvenientes y dificultades, Canarias, siempre ha sido tierra de artistas y también, aunque alguien piense y diga lo contrario, cuna de muchos toreros buenos y valientes,y a las pruebas nos remitimos. Desde la aparición del primer canario del que tenemos referencias, José Gonzalo “Güimar”, picador de toros tinerfeño, que ejerció como tal a finales del Siglo XIX, este archipiélago ha aportado a la Tauromaquia, de manera intermitente, más de medio centenar de diestros reconocidos, de diferentes niveles y escalas profesionales. En distintas épocas surgieron grupos de aficionados que intentaron la aventura de lanzarse al ruedo y torear. Varios fueron los que dieron el salto a la peninsula e hicieron cuanto pudieron por triunfar y aguantar el tirón, lejos de su tierra, de sus casas y de sus familias, que ya es mucho. Incluso algunos de ellos, lograron debutar de luces y torear como novilleros. "El Portugués", Lorenzo Tapia "Niño de la Rambla", Manuel Rivero "Manolete II", Carmelo Ramos, Juan Pallero "Juanitín", Domingo Cabezas "Filo" y otros. De todos éllos fué Avelino Rivero "Pedrucho de Canarias" el que abrió la senda convirtiéndose en el primer matador de toros insular, que tras tomar la alternativa en Santa Cruz de Tenerife, marchó a tierras venezolanas y al poco tiempo se retiró, para volver mas tarde ya como banderillero en los años 40 y 50. Pero fue en las décadas 1.960, 70 y 80 cuando se alcanzó el máximo esplendor con la llegada de nuevos e ilusionantes toreros de las islas que pasearon su arte por los ruedos más importantes del planeta taurino. Matadores de toros, novilleros con caballos y un nutrido plantel de aspirantes a figuras circulando al mismo tiempo y toreando. El inolvidable espada palmero José Mata en pleno apogeo y camino de consagrarse como una gran figura, antes de sufrir la terrible cornada que acabó con su vida, el 25 de julio de 1.971. La aparición inmediatamente después de la tragedia de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) de una nueva generación de espadas noveles y de tres jóvenes matadores de novillos toros que, junto con el maestro Mata han sido los de más relieve a nivel profesional y artístico y los que mayor número de corridas toreadas sumaron, devolvieron la ilusión y el ánimo de los aficionados, creándose un extraordinario ambiente y espectación. Orlando Ramos, Fabián Sosa “El Sali”, y Juan Manuel Fierro, de Gran Canaria los dos primeros, y el tercero chicharrero, de Tenerife. Una terna muy interesante por las diferentes formas de interpretar el toreo, que coincidieron muchas tardes en plazas españolas, canarias y extranjeras, reunidos en el mismo cartel. Precisamente estos tres espadas participaron con éxito e hicieron realidad la celebración de la única y triunfal corrida que se ha ofrecido en homenaje al desaparecido gran matador de toros isleño y que tuvo lugar en la plaza de Playa del Inglés, que tras la misma y a petición de los matadores y público tomó el nombre de Plaza de Toros José Mata, y que aún existe en el sur de Gran Canaria. Pero además, y como ya apuntamos, Canarias contaba también en esos años con la presencia en el escalafón de un plantel de jovencísimos y muy interesantes aspirantes a novilleros como el lanzaroteño Pedro Jesús Martín, torero de corte clásico exquisito, Juan José Torres “El Gomero”,valiente y bullidor, el entonces jovencísimo y gran promesa Fermín Torres “El Pirri”, los hermanos Ángel y Antonio Galdón. Es de justicia mencionar tambien a Fulgencio Febles "El Funchi" torero de la isla de El Hierro, a "Pacorro", y "Niño de Tenerife". Y ya muy posteriores y como puente de futuras generaciones de toreros noveles, citar a la más reciente, que recoge nombres como el de los hermanos Francisco de Santa Cruz y Manuel Vicente Alberola, y Juanito y Pablito Fierro, jovencisimos artistas y valientes novilleros-becerristas, ex alumnos de la Escuela Taurina de Valencia, y recordar a cuantos intentaron realizar su sueño de convertirse en profesionales del toreo. En las islas habían formidables plazas de toros funcionando en esos momentos a pleno rendimiento. La centenaria de Santa Cruz de Tenerife, históricamente la más importante, las portátiles del Puerto de la Cruz y La Orotava en Tenerife, la de Tías en Lanzarote, Arucas, Escaleritas, Las Palmas y posteriores de San Fernando y Playa del Inglés en Gran Canaria y la plaza monumental de Gando, por las que pasaron numerosos profesionales del toreo y grandes figuras de la tauromaquia, además de otros improvisados ruedos y plazas en municipios y barrios de Tenerife, como La Cuesta, La Laguna, Playa de Los Cristianos, La Palma, Gomera y localidades de Gran Canaria, donde se celebraron novilladas, festivales y becerradas populares. Pequeñas pero atractivas plazas fijas como las tinerfeñas de Los Llanos, popular barrio santacrucero, La Solana en La Laguna, El Cortijo de Candelaria, La Rueda en el Puerto de la Cruz, "El Torito" en Los Cristianos y “El Duende” en Las Palmas donde se celebraron fiestas camperas para aficionados y turistas e hicieron su función como escuelas taurinas, contribuyendo positivamente a la formación de los noveles lidiadores de las islas y en el fomento y difusión de la Fiesta de los toros, que con el apoyo de la prensa y la radio dio lugar a la creación de varias sociedades y peñas de buenos aficionados. En la actualidad,y desde hace unos años, la tauromaquia atraviesa aquí uno de sus peores momentos. Con una hermosa y centenaria plaza de toros en pie, actualmente protegida como BIC, gracias a la actuación y presión de grupos de ciudadanos y aficionados, pero que permanece cerrada y con serios desperfectos que tendrán que reformar, pero que hoy impiden su funcionamiento como tal. Además, las ya típicas corrientes de moda anti, que aunque no afectan, si incomodan y perturban los derechos del resto de ciudadanos y turismo a disfrutar libremente de la fiesta taurina. Se ha querido difundir una prohibición inexistente de estos espectáculos en el archipiélago, con mentiras descaradas,o quizás por desconocimiento de la importante realidad historica, sin consideración ni respeto a la misma. En su tiempo, Canarias fue paso obligado de las figuras camino de América. Un punto y seguido de cada temporada taurina. Un lugar muy apreciado e importante de la geografía taurina nacional e internacional, con una afición entendida, buenos toreros y una tradición manifiesta con siglos de historia, que ojalá continúe cuanto antes. Las imagenes muestran la gran afición e interés por la fiesta brava existente en las islas Canarias desde hace siglos. La antigua plaza de La Laguna, el centenario coso de Santa Cruz de Tenerife y la plaza monumental de Gran Canaria con llenazos a reventar, y el cartel del único homenaje ofrecido en una plaza de toros al inolvidable gran matador de toros de la isla de La Palma, José Mata. Una tarde triunfal para los tres destacados espadas isleños actuantes y para el recuerdo de los aficionados.

viernes, 21 de marzo de 2014

"PAQUITA",una perrita andaluza con alma de toro bravo y Cantinflas, estrellas del Carnaval tinerfeño.

"PAQUITA", una linda y simpática perrita andaluza, con alma de torito bravo, se ha convertido en una verdadera estrella del Carnaval tinerfeño.
 Llegó el pasado año a la isla con apenas seis meses de edad, y ya entonces revolucionó a los ciudadanos, mascaritas y turistas con su singular gracia, nobleza y alegría junto a su amo, cuidador y amigo "Cantinflas torero". Pronto se ganó el cariño de todos cuanto la vieron "actuar", porque, "Paquita" es actriz por naturaleza. Sabe que va de "torito" y embiste como un toro bravo de verdad. Al Capote, y a cuantos la citen cariñosamente para "torearla" entre el asombro y las risas del nutrido público que siempre la rodea, jalea y aplaude mientras "su jefe", rememorando al genial y gran “Cantinflas” de verdad, que quien sabe si, también se estaría riendo al contemplarles desde el cielo, “se luce” en sus faenas, quiebros y carreras, entre el jolgorio de un público que no para de hacerles fotos. Que espectáculo más original, divertido y sano nos ofrecieron con su chispa y buena nota de humor con sabor taurino.
Y si ya el año pasado la liaron por las calles de Santa Cruz, en este fue la repanocha. "Cantinflas" se paseó esta vez en burro a modo de "picador", y como no, con la reaparición de la ya popular "Paquita", bravísima y metiendo la cara como un Miura en miniatura. Y otra vez espectacular, graciosa y cariñosa con los niños y el público que ya la reconocen, quieren y tratan como lo que es. Una verdadera estrella. Una auténtica mascota de las fiestas del Carnaval chicharrero. Y "el maestro", por cierto, siempre bien acompañado de una guapa mayoral, "hizo el paseíllo" en la cabalgata inaugural, este año contando también con la colaboración de corredores sanfermineros y toreras de campero que intentaron lidiar a "Paquita", que, casi se los come a todos. Sinceramente geniales. Olé por "Cantinflas y su burro". Y olé por "Paquita", como dije, una simpática perrita, con alma y maneras de toro bravo y con casta.
Las imágenes hablan por sí solas. Que las disfruten y, hasta el año que viene. 
    

miércoles, 5 de marzo de 2014

CANARIOS EN EL RUEDO: PAQUITO CAYOL Torero aficionado.

CANARIOS EN EL RUEDO
Aficionados Aspirantes a Torero.
“PAQUITO CAYOL”  Aficionado práctico. Santa Cruz de Tenerife.
Francisco Gutiérrez Ramos, “Paquito Cayol” nació en el popular y chicharrero barrio del Toscal de la capital tinerfeña, el 19 de octubre de 1940.
 Sin antecedentes taurinos en la familia, aunque sí, buenos aficionados, que le llevaron desde niño a los toros, descubrió su atracción por la Fiesta brava a la corta edad de cinco años. Pero no fue hasta los 15, cuando sintió el gusanillo que despertó su idea de querer ser torero. Alumno de las Escuelas Pías fue precisamente allí donde coincidió con otro paisano de idéntica afición, Gabriel Barrera, con el que comenzó a entrenar en los solares del Camino de Oliver, lugar frecuentado por otros toreros canarios y deportistas, para su puesta a punto. Aprendió lo que pudo junto al novillero Carmelo Ramos, y Valentín, hasta que conoció al famoso e inolvidable maestro y gran matador de toros Miguel Mateo “Miguelín” que se encontraba haciendo el servicio militar en Tenerife y con el que depuró la técnica mientras compartían entrenamiento en el ruedo de la Plaza de Toros de Santa Cruz.
En ese tiempo, participó en diversas fiestas camperas en la placita de El Cortijo de Candelaria, y puso de manifiesto sus buenas aptitudes y facultades ante vacas resabiadas que era a cuanto se podía acceder por aquel entonces.
Dio el salto a la península para cumplir el servicio militar en la Marina e intervino en varios festejos menores en la placita del cuartel de Algeciras, junto a “Chiquilín”, Cipriano López “El Espontáneo” y Juan Calleja, intentando abrirse camino en el difícil mundo del toreo sin demasiada fortuna y pronto desistió de su empeño sin llegar a vestirse de luces.
Ya tras su regreso a casa continuó viviendo y disfrutando su pasión por los toros, ejerciendo como buen aficionado y miembro de la directiva del desaparecido Club Taurino de Tenerife.