martes, 23 de febrero de 2016

Manuel Rivero "Manolete II" el torero más carismático y veterano de Canarias fallece en Tenerife.

A los 78 años de edad, ha fallecido ayer en Tenerife el que en vida y en sus tiempos fuera el torero más veterano y carismático de Canarias, Manuel Rivero González "Manolete II". Con su desaparición,la tauromaquia canaria y muy concretamente la tinerfeña pierde a uno de los diestros más singulares y queridos de la historia. "Manolete II" se inició como torero en la desaparecida Escuela taurina de Los Llanos, bajo la dirección del maestro Pastor y pronto debutó de luces en la plaza de toros de Santa Cruz de Tenerife, donde a lo largo de sucesivas temporadas íntervino en un amplio número de actuaciones como matador que le hicieron muy popular, junto a destacadas figuras del toreo de los años 60 y 70. Fue director de las plazas escuela de "La Rueda" en el Puerto de la Cruz,y "El Cortijo" de Candelaria,y maestro en sus tiempos de una nueva generación posterior de destacados toreros canarios. Retirado desde hace tiempo de los ruedos,vivía siempre desde la distancia, vinculado al mundo del toreo, su verdadera vocación, al que dedicó por entero los mejores años de su juventud y gran parte de su vida. Descanse en paz nuestro inolvidable y entrañable maestro. BIOGRAFIA de MANUEL RIVERO “MANOLETE II” Matador de Novillos-Toros. Santa Cruz de Tenerife. Manuel Rivero González “Manolete II” nació en el popular barrio de Los Lavaderos de Santa Cruz de Tenerife,el 25 de Julio de 1937. De madre palmera y padre tinerfeño y sin tradición taurina en el seno familiar, salvo la gran afición y entusiasmo de su abuela por la fiesta, con la que se sintió muy identificado. Y quizás también por la cercanía de casa con la plaza de toros, y el ambiente y espectación que creaba en la ciudad por aquellos tiempos de su infancia la llegada en los viejos barcos de vapor de los caballos de los picadores y de los toros, así como de las cuadrillas que unas semanas antes y hasta despues de cada corrida se quedaban en la isla despertando la curiosidad popular, y de los pequeños que les seguian con admiración. Pronto descubrió el pequeño Manolo atracción por la que luego sería verdadera vocación por la fiesta brava y decidió emprender su aprendizaje como aspirante a novillero en la capital isleña, siendo alumno aventajado de la desaparecida Escuela Taurina de Los LLanos,en Santa Cruz, dirigida por el maestro Pastor, y en la que demostró siempre su afición y empeño llevandole a debutar ante un astado con 13 años y tomando parte en festivales y fiestas camperas junto a otros chavales tinerfeños que como él aspiraban a ser toreros algún dia. Se presentó en la plaza de toros de Santa Cruz de Tenerife, en varias actuaciones como matador en becerradas, festivales y novilladas sin caballos, y por su gran personalidad y carisma destacó de inmediato. El 12 de octubre de 1952 viste de luces por vez primera en la Plaza de Toros de su tierra, actuando junto “Larita”, Juan Criado y Francisco Fortuna y pronto logra su carnet profesional como matador de novillos-toros, tras haber sumado las actuaciones reglamentarias de becerrista y aspirante a novillero. Con intención de desplazarse a tierras peninsulares para continuar allí de manera formal su carrera, y dadas las tremendas dificultades que suponía hacerlo entónces, hizo en varios intentos travesía a Cádiz embarcando de polizón en el Villa de Madrid y Ciudad de Cádiz, y de allí a Sevilla, Córdoba y Valencia, donde consiguió contactos que le permitieron placearse por los ruedos de los pueblos de Levante en capeas y novilladas populares. En 1954 debuta con picadores en Algemesí e interviene con éxito en una novillada nocturna en la plaza de Cordoba, junto a Juan Criado y Francisco Procuna, de México. Ese mismo año y con la intención de quedarse en Madrid, se alista como voluntario en el Batallón de Paracaidismo de Alcalá de Henares y de esa forma logra estar mas cerca del centro donde se mueven los hilos del mundillo taurino. Aprovechando el pase militar de pernocta , permanece por un tiempo trabajando por las noches en el célebre bar de “Perico Chicote”, donde su trato afable y discreto le hace ganar el aprecio de la clientela entre las que conoce a destacados empresarios y personalidades de la Fiesta que de inmediato le ofrecieron su apoyo y una vez finalizado sus deberes militares retoma con fuerza su actividad profesional, sumando nuevas e importantes actuaciones en la plaza de Las Arenas de Barcelona, junto a Enrique Patón y Manuel Amaya, en la antigua plaza de San Sebastián, Azpeitia (Navarra) y Andorra, donde coincide con el entónces novillero palmero José Mata, y en los ruedos franceses de Arles, Colliure y Nimes, entre otros. El 31 de mayo de 1959 regresa a Tenerife y para reclamar su merecida oportunidad y en vista de las injustos y reiterados impedimentos de la entónces arrendataria Empresa Rosalém, se tira de espontáneo en el 4º toro de la corrida celebrada en el coso capitalino. Un ejemplar muy peligroso del hierro Salvador Gavira. Actuaban esa tarde Juan Antonio Romero, Julio Aparicio y Jose Luis Segura. En 1960 en tarde inolvidable y triunfal se encierra en solitario con 4 novillos de Santa Coloma de desigual juego en El Aaiun. El 26 de diciembre de 1971, ya en su fase de retirada, que nunca lo hizo de manera oficial, torea una novillada picada ante sus paisanos, en la Plaza de Toros de La Orotava, en mano a mano con Avelino de la Fuente, actuando de sobresaliente otro canario, el lanzaroteño Pedro Jesús Martín y en la Plaza Monumental de Gando en Las Palmas de Gran Canaria, con Paco Bautista. Tomó parte en más de 70 festejos, entre novilladas picadas, y sin caballos, festivales y corridas de toros en las que intervino como sobresaliente de espada junto a toreros de prestigio como “Chamaco”, Victoriano Valencia, Gregorio Sánchez, Paco Bautista y otros. Muchas de éllas en ruedos canarios. Durante los años de residencia en Tenerife, se hizo cargo de la dirección de lidia de las Placitas escuela tinerfeñas de La Rueda, en el Puerto de la Cruz y El Cortijo de Candelaria, ayudando y colaborando eficazmente con los toreros locales principiantes que en éllas se formaron. Manuel Rivero “Manolete II”. Un torero con una personalidad incuestionable, de valor justo y con un sentido del toreo clásico exquisito, al que apenas se le dió en su tierra el sitio que mereció. Como ocurriera igualmente con la mayoria de los toreros que ha dado este bendito archipiélago, pero que ha pasado a la historia de la tauromaquía por méritos própios .

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